Fue una audiencia histórica la que tuvo lugar el martes 26 de abril ante la JEP, la Jurisdicción Especial para la Paz, creada por el acuerdo de paz de 2016 con la guerrilla de las Farc (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). Diez soldados, entre ellos un general y cuatro coroneles, todos retirados, admitieron su participación en la muerte de al menos 120 jóvenes, luego presentados como guerrilleros.
Una audiencia histórica en presencia de las familias
Esta audiencia se realizó en presencia de los familiares de las víctimas en el teatro universitario de Ocaña, en el departamento Norte de Santander, región donde ocurrieron los hechos en 2007 y 2008. “Reconozco y acepto mi responsabilidad como coautor de estos crímenes de guerra”, declaró el ex cabo Néstor Gutiérrez, el primero de los soldados en hablar. “Asesinamos a gente inocente. Quiero enfatizar esto: los que asesinamos eran simples campesinos”, reconoció, refiriéndose a «presiones del alto mando» y sus «requisitos de resultado».
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A menudo entre lágrimas, las esposas, madres y hermanas de las víctimas escuchaban a los acusados, incluido el general de brigada Paulino Coronado, el oficial de más alto rango que comparecía, relatar las circunstancias de los crímenes en los que participaron. Las víctimas, en su mayoría hombres de entre 25 y 35 años, fueron raptados o secuestrados tras ser atraídos por promesas de empleo. Antes de ser ejecutado fríamente en una finca cercana al cuartel de Ocaña o en los alrededores.
Unos 6.400 “falsos positivos” entre 2002 y 2008
Esta audiencia pública, la primera de la JEP, es muy importante, recibe a Luis-Miguel Gutiérrez, profesor franco-colombiano de derecho en la Universidad de Poitiers. Para las familias, por supuesto, pero también para todo el país. Porque todo el país está preocupado por la verdad y por la necesaria reconciliación. Por el momento, la JEP ha dictado acusación contra una veintena de militares. »
Este esfuerzo por la verdad ha permitido comprender mejor el escándalo de los “falsos positivos” ocurrido durante la presidencia de Álvaro Uribe (2002-2010), quien libró una lucha despiadada contra la guerrilla. Según la JEP, unos 6.400 civiles fueron ejecutados en el país entre 2002 y 2008 por militares, a cambio de bonos, permisos, ascensos y medallas.
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“Gracias al trabajo de la JEP, nadie puede negar la realidad de los ‘falsos positivos’ ni reducir el problema a unas ‘manzanas podridas’ dentro de las fuerzas armadas.opina Guylaine Roujol Pérez, autora de una encuesta sobre este tema (1). Era una política integral. »
Según el acuerdo de 2016, quienes confiesen sus delitos y digan la verdad sobre los hechos se beneficiarán de penas alternativas a la prisión. A fines de mayo, una audiencia similar se referirá a las Farc. Los primeros premios se esperan en 2022.