Taiwán nunca ha estado tanto en el centro de atención desde la epidemia de covid, la represión china en Hong Kong y la invasión militar rusa de Ucrania. El trabajo de Valérie Niquet, especialista en China de la Fundación para la Investigación Estratégica (FRS) ya se considera fundamental para entender la República de China, el nombre oficial de Taiwán.
Taiwán asusta a China
Este libro pretende sobre todo ser “una obra de pedagogía”, explica Valérie Niquet, para “arrojar luz sobre la historia muy antigua de esta isla” que ha experimentado muchas convulsiones. Así, el lector descubrirá la rica historia del asentamiento de Taiwán mucho antes de la llegada de los primeros inmigrantes chinos, hace tres siglos.
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El entusiasta del mundo chino verá en él un modelo único de paso pacífico de una dictadura de finales de los años 80 a una democracia sólida y muy viva, que «asusta a China», asegura Valérie Niquet porque «Taiwán es un verdadero desafío para la República Popular China». Ella enfatiza desde el comienzo del libro que Taiwán “nunca ha sido parte de la República Popular China” y que el deseo de “reunificación” está simplemente “desplazado”. Difícilmente se podría hablar de “unificación” o bien de la anexión de Taiwán por parte de China.
Las reflexiones del autor cobran aún más fuerza en la medida en que la invasión militar rusa de Ucrania desde el 24 de febrero pone en entredicho más que nunca los escenarios de una invasión militar de Taiwán imaginada por China. El contexto internacional ha cambiado totalmente hoy ante las reacciones de la comunidad internacional contra Rusia. China lo pensará dos veces al menos antes de emprender una agresión militar contra lo que considera una «provincia rebelde».
¿Y si Taiwán anuncia el fin de la República Popular China?
“En este nuevo contexto, especifica Valérie Niquet, al elegir atacar Taiwán, el régimen chino en realidad correría el riesgo de perderse. Una derrota, el inmenso coste económico que ello acarrearía, el aislamiento diplomático, la humillación, sólo podía conducir a un cuestionamiento si no del propio régimen, al menos de quienes, a su cabeza, habrían llevado a la caída de China. Por lo tanto, no todo sería tan simple para Xi Jinping, que quiere más que nada «recuperar» Taiwán.
Crisis ucraniana: Taiwán más que nunca bajo la amenaza de una invasión militar china
Así, sin desvelar todos los escenarios evocados por el autor, se presenta una elección definitiva para Pekín: “Si adoptamos una visión a más largo plazo, y por qué no la del horizonte 2049 que han fijado los líderes chinos, podemos considerar que la mejor Lo que podría sucederle a la República Popular China no sería el triunfo de un siglo de Partido Comunista en el poder (Nota del editor, 1 de octubre de 1949), sino la adopción del modelo taiwanés de cambio de régimen, una evolución gradual hacia un régimen más abierto, sistema más democrático y, en última instancia, más estable”. Una de las mejores reflexiones sobre cuestiones sino-taiwanesas presentadas hasta la fecha.
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